Las escritoras y guionistas Josefina Licitra y Tamara Tenenbaum compartieron su experiencia y las diferencias entre el texto escrito y el universo audiovisual, dentro del Festival de Cine. La Cancillería quiere que más obras argentinas se adapten al lenguaje audiovisual.
“Para adaptar una novela hay que ser un poco irreverente”. “La escritura para audiovisual es colectiva y tiene numerosas reescrituras, desde dirección, los propios actores o actrices y en montaje”. “Te pagan la humildad”.
Josefina Licitra y Tamara Tenenbaum, escritoras y guionistas, compartieron su experiencia en la adaptación de novelas al lenguaje audiovisual -sea para películas o series-, que jóvenes estudiantes y realizadores enfocaron, con preguntas muy concretas, hacia aspectos prácticos.
El encuentro de las guionistas de La Uruguaya y La hija de Dios y de El fin del amor, respectivamente, se dio en el marco de una de las actividades especiales del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata, organizada por la Dirección de Asuntos Culturales de la Cancillería Argentina.
El área tiene la misión de promover la cultura argentina fronteras afuera y, en ese marco, propone una serie de iniciativas tendientes a acercar obras literarias a los mercados de adaptación.
La directora del área Paula Vázquez contó en la charla sobre la realización del primer catálogo de obras literarias de autores y autoras argentinos que puedan ser adaptados al lenguaje audiovisual, para ofrecerlo en ferias y mercados, como Ventana Sur el mercado más importante de la región.
También realizarán una convocatoria a artistas y escritores para participar en estos espacios de fomento.
“Queremos que cada vez más obras literarias argentinas tengan su adaptación al lenguaje audiovisual y tengan derechos subsidiarios” indicó. Y al final, dadas las inquietudes del público, se entusiasmó con el interés en “actividades más concretas, como talleres o workshops”.
Durante la charla, las escritoras y guionistas compartieron detalles de ambos trabajos, coincidiendo en que, lo básico es un pasaje de una labor meramente individual para una novela, a una tarea colectiva para un guión.
“Es el pasaje de un universo infinito, una nube de posibilidades a concretarlo en algo tangible, eligiendo una de las posibilidades, con determinado casting, la búsqueda de locaciones, el ritmo narrativo y el montaje”, sostuvo Licitra.
En tanto Tenenbaum indicó que “lo fundamental en el guión es la acción. Los personajes tienen que hacer cosas”.
“En audiovisual tenés que tener puntos de giro, detonantes”, apuntó Licrita, quién reconoció que “antes sentía la contradicción, pero entendí que el audiovisual te pide otra fuerza emotiva. Es como el maquillaje para televisión, ves a alguien en persona y está como una puerta, pero en tele sale bien. Hay excesos que tenés que cometer para que después a través del filtro del soporte se vean como naturales”.
A la hora de los ejemplos, la adaptación favorita de Tenenbaum es Gone girl. “Me gustó más la película que el libro. La película tiene una conciencia y una ironía sobre sus personajes que en la novela no estaba”.
En tanto, la de licitra es Distancia de rescate. “Era muy difícil, casi sin diálogo, muy de climas, con una sensación de inminencia, con un conflicto que es como una sombra y se concreta hacia el final, con una fotografía que tenía que contar un silencio que es casi contracultural hoy. Es una película con un uso muy rico, abundante y musculoso del silencio, da miedo sin que haya oscuridad”.
Tenenbaum aseguró que no escribe pensando en quién va a ser el público. “Hago cosas que yo querría leer y que yo querría ver, no se me ocurre cómo hacerlo de otra manera”. En tanto Licitra si confió que tiene en cuenta “el registro de época, no necesariamente de la audiencia”. Como conclusión señalaron que, “en el fondo, el guion es una obra nueva, y está bien”.